Del ruido se hizo el silencio con las nubes a los talones sumergidos en el mar. Respiraciones asistidas con corales de oscuridad. Burbujas de nuestras bocas, bailan solas, no hay compás. Ya no pintan, se deshilan las miradas, me rematan las costuras de tus venas, heridas cubiertas de sal. Deshacerse de dedales, del escondite a nuestra piel. Refugios con máscaras de plomo, armaduras de papel. Vuelan lejos de los rostros, a la luz del atardecer. De las voces, cuchicheos, solo son miedos, pesadillas que se esfumarán al arder. Prendida de fuego, bailan los cuerpos, abrazada a tu sonrisa, ficticia maravilla, salvavidas tu mirada, pero en tus ojos mi anochecer. Flotar sobre las aguas, solamente quiéreme. Sin palabras salvavidas, solamente quiéreme.
S.
S.