A LA SOMBRA DE MIS PALABRAS
  • INICIO
  • A LA SOMBRA

"Ella es, por eso estoy"

12/28/2014

0 Comentarios

 
“Ella era feliz a la sombra de sus palabras, era como su pequeño rinconcito de paz en medio de este mundo de locos, y aunque pensaba que aquello duraría para siempre, inevitablemente el otoño llegó. Y a pesar de que se había prometido a sí misma que nunca dejaría que a sus palabras se las llevara el viento, dejó que volaran. Porque como todo el mundo sabe, las maravillas no están hechas para ser enjauladas.

Gracias por ser maravillosamente única, por las noches hablando de todo y de nada y por ser la hermana mayor que nunca tuve.

“Ella sólo tiene miedo al miedo, y hasta el miedo la amaría…”

Te quiere, A.”



Hoy no soy yo la que da voz a sus palabras, hoy transcribo las tuyas para darte las gracias y otorgarte lo mínimo que te puedo dar; un pedacito de este espacio. Porque te pertenece, ya que sin ti hoy no habría un ápice de luz para aquellas que se refugian en la sombra. Hoy quería agradecerle a la vida su empeño en elegir minuciosamente a las personas que conforman la nuestra, porque tú estás en la mía. Hoy quería darte las gracias a ti A., que me ayudaste a dar este salto y fuiste la primera persona a la que le enseñé este secreto. La primera que invirtió su tiempo en leerme, y que cuando acabó, me escribió inmediatamente, a las tantas de la mañana, para felicitarme y pedirme que siguiera llenando páginas con tinta y letras. Hoy quería recordarte que me encantan nuestras locuras casi tanto como tú, y que si tuviera que elegir a alguien para que me guardara mis mayores secretos, tú seguirías siendo esa persona.


Para ti, con todo mi amor y cariño, S.


Imagen
0 Comentarios

Volver a casa

12/14/2014

0 Comentarios

 
Imagen
Preparaba la maleta entre prisas y nervios, siempre a última hora, como todo lo que hacía... Ella, que llevaba cuatro meses fuera, lejos. La voz de su madre resonaba en su cabeza diciendo que se acordara de las botas altas, de la chaqueta negra y del pasaporte que, aunque no lo necesitara, nunca se sabía lo que podía pasar.

Esos cuatro meses habían sido buenos y malos, todo tiene sus dos caras. Habían sido toda una experiencia, llevaba siéndolo tres años. Un continuo ir y venir, una rutina intermitente de volver a casa que se activaba cada vez que llegaban las vacaciones; navidades, pascua, verano y vuelta a empezar. "Uno no sabe lo que tiene hasta que se va"; pensaba. 

Pero quedaban exactamente catorce horas para volar, para estar con los suyos. Esa noche apenas podía dormir, los nervios invadían su cuerpo de la misma forma que el sueño se ausentaba. Y al levantarse, volvieron las prisas y el estrés sólo de pensar en todo lo que le esperaba; autobuses, trenes, aviones, coches y más trenes. Compra billete, sube, baja, “cuidado con mi maleta”, "dónde he dejado el DNI", bolsillo derecho vacío, en el izquierdo; chicles y un clínex. “¡Pasaporte, pasaporte, pasaporte, bolsillo pequeño de la maleta!”; volvía a gritar la voz de su madre en su cabeza. "Uffff… ¡benditas madres!"; pensaba en voz alta.

Libro, música y mil movimientos imposibles para encontrar la postura exacta con la que poder dormir en un asiento, donde el espacio es menor al medio metro cuadrado, sin babearle el hombro al de al lado. –Nota mental: ser rica y dejar de viajar en vuelos low cost– Y después de haberse levantado a las seis de la mañana (hora británica), R. pisaba su tierra natal sobre las doce (hora española). Estaba exhausta, pero al abrir la puerta, la ilusión y la más grande de las sonrisas invadieron su estado de ánimo y tuvo claro que nada había cambiado. Todo estaba como lo había dejado, en su sitio. Lo único distinto era el árbol de navidad que se intuía por el reflejo de las luces que se vislumbraban entre los cristales de la puerta del salón, pero no fue hasta que cerró los ojos cuando verdaderamente supo que había llegado. Aquel olor característico, imposible de describir. Aquel aroma resultado de un sinfín de olores mezclados que conseguían el de siempre, el de casa.

Y lo mejor aun estaba por llegar, soltar la maleta y correr para que cuatro cuerpos se chocaran entre sí y se fundieran en los abrazos y besos más ansiados entre ella y los más suyos, eso sí era volver. Y aun quedaban muchas cosas buenas, muchos más abrazos, muchos días por delante para poder ver a la gente, a la suya. Días de ir y venir, de comprar regalos, de escuchar villancicos y brindar. Días de cantar todas en el coche, cada cual peor, por las carreteras de siempre, para hacer lo de siempre que, a veces, es lo mejor. Días de ver nevar por la ventana, de calentarse en la estufa hasta quedarse dormida y de volver a soñar en la mejor cama del mundo; en la suya. Esa que nadie ocupa y que la espera y esperará el tiempo que haga falta. Fueron o serían los mejores días, días de estar en casa…


S.


Fotografías:
Imagen 1


0 Comentarios
    Imagen
    Imagen
    A la sombra de mis palabras
    ​alasombrademispalabras@outlook.es


    PUBLICACIONES

    Imagen
    Imagen
    Imagen
    Imagen
    Imagen
    Imagen
    Imagen
    Imagen
    Imagen
    Imagen
    Navegar en tempestades

    ​Trenzarse-
    ​Centrarse



    ​Vuela
    ​

    ​​
    ​Arena
    Primavera que la sangre alteras 
    "Tardor" que no "tardar"

    ​​Contágiame
    Geométricamente hablando
    Buena vida

    Cerrar los ojos


    ​
    ​PUBLICACIONES ANTIGUAS

    Octubre 2017
    Septiembre 2017
    Agosto 2017
    Abril 2017
    Enero 2017
    Julio 2016
    Abril 2016
    Marzo 2016
    Febrero 2016
    Enero 2016
    Diciembre 2015
    Noviembre 2015
    Septiembre 2015
    Julio 2015
    Junio 2015
    Abril 2015
    Marzo 2015
    Febrero 2015
    Enero 2015
    Diciembre 2014
    Noviembre 2014
    Octubre 2014
    Septiembre 2014

Con tecnología de Crea tu propio sitio web con las plantillas personalizables.