"Advertir la vida mientras se vive, alcanzar a vislumbrar su implacable grandeza, disfrutar del tiempo y de las personas que lo habitan, celebrar la vida y el sueño de vivir, ése es su arte"
- Doménico Cieri Estrada
- Doménico Cieri Estrada
Fueron días de respirar profundo y sentir con alma y tacto, asociando para siempre los olores de aquellos momentos con los recuerdos. Fueron días de miradas, de atardeceres, de baños en aquellas aguas claras, de helados de todos los sabores pero en especial de menta.
Fueron días largos, de verano. Días en los que la luz lo alumbra todo durante más de doce horas, y que aun así se desvanecen y quedan cortos. Fueron días de caminar con rumbo y sin él, dejando a los pies libres. Fueron días de mirar al firmamento en busca de estrellas y acabar contemplando los lienzos de las nubes, las sombras que ocultaban al sol cuando llegaba, las aves dueñas del cielo.
Días en los que nos dijimos tantas cosas y todas ellas de verdad... Días en los que nos susurramos tanto o más que el primero pero con la convicción del último. Fueron días de sol, también de lluvia, de cansancio y desvelo. De pasión, lecturas y bailes descalzos. Luna resignada que no quiere dejarle paso al sol. Fueron días pero también noches. Fueron tardes y mañanas sin hora, sin relojes de arena que se escapa entre los dedos. Fueron fotografías en color y en blanco y negro, instantes grabados en nuestras retinas y en los poros de la piel que vivió y se arruga con el paso del tiempo, y que cada día aprecio y admiro más por su belleza al comprender que es la tez la única indumentaria y el complemento más puro que vestimos.
Fueron días de aprendizaje y crecimiento. Fuiste tú mi acompañante, el que me enseñó que no es el lugar, ni si quiera aquellos días acabados, sino la vida que construimos y que todavía nos queda por recorrer juntos y por separado.
S.