–Sabes Juan, te harás viejo y te verás a ti mismo cuando eras joven, tiempo atrás, lo que la memoria alcance. Porque ten claro que ella te fallará. Sin poder evitarlo, dejará de estar contigo algún día. Será cruel y despiadada porque hará que te invadan las dudas y no podrás obtener respuesta, no de tus recuerdos. Se irán. Así es la memoria de un viejo, tan puta. Pero hay algo que no podrá arrebatarme.
–¿A qué te refieres?
–Su mirada. Su forma de mirar será siempre mía. Por eso quise fotografiarla tantas veces, como un loco, como un perturbado obsesivo. Porque en cada imagen ella me miraba a mí. Yo la enfocaba con mi cámara, pero era a mí a quien ella miraba y eso sí que no lo olvidaré nunca. Antes olvidaré mi propio nombre que su mirada.
–Fue la mujer de tu vida, ¿verdad? Amaste a mamá siempre…
–¡Y de mi muerte! ¿O piensas que cuando muera, que será dentro de poco, no voy a seguir amándola?
–Entonces, ¿crees que tras la muerte hay algo?
–A mí me da igual si hay algo o no allí arriba, o dónde sea. Porque si no hay, descansaré y habrá acabado todo, pero si queda algo, entonces estará ella. ¿No es ese un buen plan? Por eso no tengo miedo, porque sé que en el peor de los casos cerraré los ojos y no sucederá nada, y en el mejor, estará ella esperándome.
–Papá, pero yo no quiero que te vayas, no quiero que te marches. Ahora no que has vuelto durante este rato, te necesito. No estoy preparado para verte marchar de nuevo, no lo estoy. Te necesito aquí, conmigo… Yo, te quiero tanto... Te lo digo siempre pero es la verdad. Es que lo hago, te quiero, mucho. Eres el mejor padre, yo intento ser como tú pero no es posible porque tú lo eres todo.
–Juan, escúchame. No pretendas ser como yo, sé siempre lo que eres por ti mismo y eso te hará grande, al menos te hará libre. Y no pierdas el tiempo en compararte porque no sirve de nada, ya te lo he dicho, sirve para perder el tiempo. Quiere a tu hijo tanto como yo te quise a ti y acéptalo tal y como es. Acompáñalo, invierte mucho tiempo a su lado y también deja que se equivoque y entonces tú estarás en paz. Pero nunca compres su amor, demuéstraselo.
–Papá no hables en pasado, sabes que lo odio. Pero no te vayas, no te vayas nunca…
–Anda ven, acércate más y cuéntame cosas de mi nieto, que aún tardaré en irme.
–…
S.