Sugerencia: Escucha, cierra los ojos, aguarda unos instantes y después lee acompañado por la música de fondo.
Aquella noche el vértigo se apoderó de ella sintiéndose indefensa y frágil al saberse desnuda del escudo tras el que se escondía para protegerse. En apenas cuatro minutos de canción sus pies se habían dejado llevar al mismo tiempo que la felicidad le invadía, tenía miedo de creer soñar, pero sobre todo de tener que despertar después. Sus manos se entrelazaron para acabar estrechando sus cuerpos, el tiempo se detuvo y sus corazones comenzaron a sincronizarse. Aquellos acordes les obligaron a mirarse a los ojos, ruborizándose, sin poder aguantar aquellas miradas separadas por escasos centímetros. Desde esa distancia eran capaces de reconocer la temperatura de sus cuerpos, de sentir su respiración y apreciar los pigmentos que daban color a sus ojos.
A él le gustaba el perfume de su cabello, a ella la altura de él, perfecta para recostar la cabeza en su hombro. Era sencillamente romántico. La música alimenta el alma como los besos a los que se aman. La noche oscura decorada por las luces amarillas, a conjunto con su vestido, era tan perfecta como sus sonrisas incasables vigiladas por la luna llena. Y es que los bailes lentos en noches de luna llena siempre son especiales porque de ellos surgen grandes historias.
S.
“La música es sinónimo de libertad, de tocar lo que quieras y como quieras, siempre que sea bueno y tenga pasión, que la música sea el alimento del amor”
– Kurt Cobain
Fotografía:
Imagen 1
Música:
Ryan Adams - Come Pick Me Up