Que el mar siga corriendo por las venas cuando el sol se esconda y la luna vele adicta e incansable al caer el sol mecida entre las brumas, pero con los pies sobre la tierra y el paso firme, que no pierda huella. Porque el suelo es base pero no sustento, que para ser sustento habrá de enraizarse en mí y del sentido servirse. Y cuando los pasos marquen caminos, que al paso crezca la vida; la tuya, la mía, la nuestra… Advirtiendo a las señales, extinguiéndose el prohibido. Poesía cura del alma, no te demores que el tiempo acecha. Y tú, déjame retratarte, con mis retinas, pero después ven para que te sienta, no te marches, qué me gusta tenerte cerca. Y si llegan las nubes, no desistas, que el agua es vida, que es siempre buena. Déjala correr… Pero tú… tú quédate a mi vera.
S.
S.